ἐξουσία

Una mujer que padecía una hemorragia desde hacía doce años, y a quien nadie había podido curar, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto, e inmediatamente se detuvo el flujo de sangre. Jesús dijo: «¿Quién me tocó?». Mientras todos lo negaban, Pedro dijo: "Maestro, la multitud te oprime por todos lados y te aplasta". Pero Jesús dijo: «Alguien me tocó. Sentí que una fuerza salía de mí". Entonces la mujer, viendo que no podía permanecer escondida, se adelantó temblando y, arrojándose a sus pies, declaró delante de todo el pueblo por qué lo había tocado, y cómo había sido inmediatamente sanada. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado, ¡vete en paz!".
- Lucas 8, 43-48